El agua, nuevo botín del narco: cárteles mexicanos controlan tomas ilegales y venden en el mercado negro

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XY NEWS. En plena crisis hídrica, grupos como el CJNG y el Cártel de Sinaloa están apoderándose del recurso más vital del país

Mientras México atraviesa una de las sequías más severas de su historia, los cárteles del narcotráfico han encontrado una nueva fuente de poder y riqueza: el agua. Este recurso esencial, cada vez más escaso en ciudades y comunidades rurales, se ha convertido en el nuevo objetivo de grupos criminales como el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa, que ahora no solo trafican drogas, sino también controlan, roban y venden agua en un mercado negro cada vez más lucrativo.

Cómo operan los cárteles del agua: robo, extorsión y control territorial

La Comisión Nacional del Agua (Conagua) ha identificado más de 5,000 tomas clandestinas en el norte del país, casi tres veces más que hace cinco años. Los cárteles perforan ductos públicos, desvían ríos y controlan pozos para abastecer cultivos –muchos de ellos ilegales– y vender agua a distribuidores privados. En menos de ocho horas, estos grupos pueden robar hasta 100,000 litros de agua, dejando a comunidades enteras sin suministro.

Pero el negocio no termina ahí. Los cárteles también extorsionan a agricultores y transportistas. En regiones como Sinaloa, el grupo conocido como “Los Chapitos” impone cuotas ilegales a quienes distribuyen agua en pipas, forzándolos a pagar por protección o acceso. Esta dinámica ha dado lugar a un mercado clandestino donde el precio del agua se ha disparado, generando un impacto negativo en la economía local, la seguridad alimentaria y la estabilidad social.

El gobierno, ausente ante el saqueo del agua

Pese a las constantes denuncias y evidencias presentadas por medios, organizaciones y ciudadanos, las autoridades han mostrado una respuesta débil e ineficiente. Aunque la Conagua ha detectado miles de tomas ilegales, las sanciones son mínimas y la impunidad reina. No existe un plan nacional efectivo para frenar el robo de agua, y la falta de vigilancia en zonas críticas ha permitido que los cárteles amplíen su control.

La administración federal, encabezada por el partido Morena, ha sido duramente criticada por su falta de acción y transparencia. A ello se suma la corrupción dentro de los sistemas de distribución de agua, que abre la puerta a la complicidad de funcionarios locales y operadores del sector.

Consecuencias para la población: comunidades sin agua y bajo amenaza

Las consecuencias de esta nueva modalidad del crimen organizado son devastadoras. En ciudades como Mazatlán, Sinaloa, se han detectado más de 2,000 tomas ilegales solo en el área urbana. Mientras los cárteles lucran con la venta de agua robada, miles de familias enfrentan escasez, largas filas para obtener agua en cubetas y tambos, y condiciones insalubres que agravan los riesgos de enfermedades.

Los camiones cisterna –muchas veces operados por personas vinculadas a los grupos criminales– son ahora la única fuente de agua para comunidades enteras. El costo de este líquido vital puede duplicarse o triplicarse respecto al suministro público, que cada vez es más intermitente o inexistente.

Además del daño económico y social, el control territorial del agua por parte del narco implica un incremento en la violencia y el temor. Agricultores y pequeños comerciantes deben elegir entre pagar sobornos o arriesgar sus vidas. Esta dinámica ha transformado el agua en un instrumento de poder y sometimiento, especialmente en estados con fuerte presencia criminal como Sonora, Chihuahua, Durango y Sinaloa.

El agua como arma estratégica del crimen organizado

Históricamente, el control del agua ha sido símbolo de poder. En el México actual, donde la sequía y el cambio climático agravan la crisis hídrica, el agua ha pasado a ser una herramienta de control social y económico para los cárteles. Ya no solo se trata de controlar rutas de droga o armas; ahora, se trata de controlar la vida misma.

La situación es tan crítica que expertos ya advierten sobre un nuevo tipo de conflicto armado en torno a los recursos naturales, donde el agua será la moneda de cambio y los cárteles los nuevos señores feudales.

Urge una política nacional de defensa del agua

Frente a este panorama alarmante, resulta urgente que el gobierno federal tome medidas concretas y eficaces. Se requiere una estrategia integral que combine:

  • Refuerzo de la vigilancia en zonas rurales y urbanas con presencia de tomas ilegales.
  • Castigos ejemplares para funcionarios corruptos y criminales involucrados.
  • Tecnología de monitoreo en pozos y ductos, con inteligencia artificial y sensores.
  • Transparencia en la gestión hídrica y participación ciudadana en la toma de decisiones.
  • Programas de acceso equitativo al agua para comunidades vulnerables.

Sin estas acciones, el Estado mexicano corre el riesgo de perder el control de uno de sus recursos más esenciales.


Conclusión

El agua, más que nunca, se ha convertido en un bien estratégico. En un país como México, donde el cambio climático ya impacta duramente y las instituciones fallan en garantizar lo básico, el crimen organizado ha encontrado una nueva mina de oro líquida. Dejar el agua en manos del narco no solo pone en riesgo el derecho humano al acceso al agua, sino que amenaza la soberanía nacional, la salud pública y la paz social.

La pregunta ya no es si los cárteles se apoderarán del agua. La pregunta es qué estamos dispuestos a hacer para evitarlo.

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